La historia de Cerabella comenzó a finales del s.XIX, en 1862, cuando una mujer del Pallars dejó el pequeño pueblo donde vivía para
aventurarse en la ciudad. Francesca Abella montó un pequeño taller donde fabricaban cirios
en la Plaça del Pedró en el barrio del Raval de Barcelona, en una época en que
la luz del sol se usaba para blanquear la cera y las velas iluminaban las
noches oscuras.
La modernización de la sociedad, con éxitos tan evidentes como el uso generalizado de la bombilla eléctrica, también transformó la manera de entender el oficio de la cerería, que tuvo que reinventarse a lo largo de las cinco generaciones que sucedieron a la fundadora.
A partir de los años 60, la empresa empieza a evolucionar, transformando poco a poco sus productos para que se adapten a la nueva sociedad, dándoles un carácter marcado por el diseño. La empresa apuesta por la calidad y la investigación para convertir la fabricación de las velas, un método de iluminación ancestral, en una creación constante de formas, perfumes, colores y usos.
Entre el pequeño
taller del casco antiguo de la ciudad y la fábrica actual, han pasado 150 años
de búsqueda y desarrollo que han hecho pervivir este oficio singular, esencialmente manual y
pausado.
Colaboraciones
La empresa se ha ido expandiendo poco a poco a lo largo de los años hasta llegar a ser conocida mundialmente. Para algunos diseños han contado con la colaboración de muchos diseñadores conocidos como son: Ailanto, Ricardo Bofill, Luki Huber, Jordi Labanda, Javier Mariscal, Antonio Miro, André Ricard, Michele Oka Doner, Hiroshi Tsunoda y Sybilla, entre otros. Al contar con piezas únicas de autor, hace que se promueva la empresa y a los diseñadores.
También han ganado varios premios de escaparatismo, y se han publicado diversos artículos en prensa: Home and LifeStyle, Habitania, Telva, Apartamento Magazine, Woman, El País, Expansión, La Vanguardia, entre otros.
Todo esto, ha ayudado a la empresa a obtener innumerables beneficios tanto económicos, como culturales y creativos. Siendo productos artesanales de diseño, constituyen un punto fuerte para el crecimiento económico del país.
Me parece interesante destacar la coleccion de velas aromáticas 1862 Barcelona Candles. Su principal particularidad se encuentra en que cada pieza de la colección está relacionada con un barrio concreto de Barcelona, tanto su diseño como el aroma que desprende la cera. La primera serie de 1862 Barcelona Candles está dedicada a El Raval, el Barrio Gótico, la Barceloneta, el Park Güell, la Ciudadela, la Estación de Francia, la Boquería y la Rambla.